Hace un mes y medio visité Ginebra, una de las ciudades más importantes de Suiza. No escribí nada al respecto y me pareció una falta de respeto a la más latina de las ciudades suizas.
Así que para hacerle justicia, en este artículo te voy a contar un poco qué podés encontrar allí.
Contenido
La imagen mental vs. la realidad
No sé por qué en mi mente tenía la idea de que Suiza era la perfección hecha país. Tampoco sé por qué transportaba esa cualidad directamente a la arquitectura urbana. A las calles, veredas, plazas y edificios.
Quizás es un poco esa idea que tenemos en Sudamérica sobre algunos países de Europa, especialmente los del norte y particularmente Suiza.
Sin embargo, al llegar a Ginebra todo me pareció bastante corriente, incluso por debajo de lo que estaba acostumbrado viviendo en Holanda.
Pero antes de contarte más al respecto, comencemos viendo dónde queda Ginebra exactamente.
Ubicación
Ginebra se encuentra al oeste de Suiza, en un extremo angosto, rodeada por territorio francés. Desde el centro, no hay que hacer más de 5km. para cruzar a Francia.
La ciudad está emplazada en un extremo del Lago Leman, también conocido como Lago Ginebra. Si bien está rodeada por los Alpes y el Jura, la ciudad está solamente a 375 metros de altura.
Ginebra tiene un pequeño aeropuerto que se encuentra a 4 km. del centro de la ciudad. Es posible llegar al centro utilizando el transporte público de buses y tranvías.
El aeropuerto tiene conexiones con muchas otras ciudades de Europa, lo que permite llegar de forma rápida y económica. En mi caso, tomé un vuelo de KLM bastante corto (de alrededor de 1h 30m) desde Amsterdam. Hay varias aerolíneas que cubren esta ruta incluyendo varias low cost.
El clima
Visité Ginebra a principios de diciembre, que coincide con el final del otoño. Encontré la ciudad más fría que Holanda. A pesar de estar más al sur quizás por efecto de las montañas o algún otro fenómeno, experimenté temperaturas menores a las que acostumbro en La Haya.
No sólo eso. En un momento de mi estadía llegó a nevar. La nieve no se acumuló, pero me dio la pauta del nivel de frío que puede hacer alli.
A las temperaturas bajas hay que sumarle el viento, que puede ser fuerte, especialmente en las cercanías del lago. Aunque no tan fuerte como el viento holandés.
La fisonomía de la ciudad
Las calles y edificios me recordaron un poco a Bruselas y algo a París, con algunos lugares diferentes, de arquitectura claramente italiana.
En general, pude apreciar edificios antiguos, no muy altos, bien mantenidos, y con balcones franceses.
Las calles están atravesadas por tranvías y autos, a los que se les suman los monopatines que han invadido varias partes de Europa. Las sendas peatonales amarillas me llamaron mucho la atención. Le dan un toque distintivo a la ciudad.
En algunos lugares abiertos, es posible ver los montes, que están muy cerca. Esto le da un toque especial a Ginebra. Lo mismo ocurre con el lago.
En la zona céntrica hay varias estatuas distribuidas de forma aleatoria, camufladas entre los transeúntes. Algunas representan a gente común y están hechas a escala. De lejos, su silueta puede confundirse con alguna persona, aunque congelada para siempre.
Además de estas estatuas, hay algunas fantásticas. Una de ellas, estoy casi convencido se trataba de el monstruo de Frankestein.
El idioma y la gente
En Ginebra visité a personas que conocía así que no tuve demasiada interacción con los ginebrenses. Sin embargo, en más de una ocasión pude observar el comportamiento de las personas y me parecieron super amables, similiar a lo que ocurre en Holanda.
El idioma que prevalece en Ginebra es el francés, aunque como es una ciudad cosmopolita se escuchan también otras lenguas y es posible manejarse sin problemas hablando en inglés.
Algunos lugares para visitar
En esta parte te voy a contar sobre algunos lugares que visité en Ginebra, aunque seguramente haya más lugares para conocer.
Carouge
El barrio de Carouge es el lugar donde me quedé durante mi estadía en Ginebra. Se lo conoce también como el barrio italiano, por la arquitectura de los edificios de la zona.
Es sin dudas uno de los barrios más bonitos de Ginebra. Edificios bajos y pintorescos, bien mantenidos y adornados con todo tipo de luces que resaltan de noche.
En Carouge no hay tanto movimiento como en el centro de Ginebra, pero igualmente se ve gente. Hay negocios de todo tipo, incluyendo algunos restaurantes, boutiques y supermercados. También hay plazas (al estilo europeo, sin tanto verde)
Es un lugar tranquilo para quedarse aunque está un poco alejado de las atracciones de la ciudad.
Centro histórico
En el centro histórico encontré calles estrechas, piso adoquinado, edificios antiguos y muchas banderas suizas. Para llegar allí hay que hacer una subidita importante, pero vale la pena.
En esta zona de la ciudad se destaca la Catedral St. Pierre, iglesia sede del reformista Juan Calvino durante el siglo XVI.
Por allí también está la terraza Agrippa-d’Aubigné que es lo más parecido a un mirador que puedas encontrar en Ginebra. La verdad es que no se ve demasiado desde allí porque no es un lugar tan alto, pero se puede apreciar un poco mejor el centro histórico.
A mí me tocó visitar todo esto en un día nublado y oscuro. Recuerdo que todo era gris, excepto las banderas suizas de blanco y rojo intenso. Me hubiera gustado apreciar todo esto con al menos un poquito de sol.
Naciones Unidas y la Silla Rota
Ginebra es una de las sedes de la ONU. Allí se encuentra el Palais des Nations, un imponente edificio que presenta todas las banderas de las naciones que forman la ONU.
Frente al edificio se encuentra la Silla Rota, una escultura realizada por el artista suizo Daniel Berset. Consiste en una silla gigante de 12 metros de altura y de 5,5 toneladas de madera, que tiene una pata rota.
¿Tiene esto algún significado? Sí, es una protesta contra el uso de minas antipersonales.
En caso de que tengas ganas de visitar el edificio de la ONU y esta escultura, es bueno saber que se encuentran un poco alejados del centro. Hay que recorrer unos 4 km. para llegar allí.
La Jonction
Los ríos Ródano y el Arve se juntan en Ginebra y a este lugar de encuentro se lo conoce como La Jonction. La división entre las diferentes aguas es notoria y es un fenómeno que vale la pena ver.
Lo mejor de este paseo es que es al aire libre y que se puede apreciar desde diferentes puntos. Hay mucho para caminar a la orilla de los ríos, pasando por un lugar con mucho verde, que está dentro de la misma Ginebra. Un espacio para hacer una pausa, conectarse un poco con la naturaleza sin realmente salirte de la ciudad.
CERN
En Ginebra se encuentra emplazado el famoso centro de investigación CERN (The European Organization for Nuclear Research). Aquí no se puede entrar porque está cerrado al público pero te podés acercar bastante y ver algo.
El CERN es como una ciudad que está cerca de la frontera con Francia. Para llegar hasta allí hay que alejarse bastante de la ciudad. Estoy hablando de hacer 6 ó 7 km. aunque se puede hacer todo el trayecto en transporte público.
Además de ver la entrada al CERN, vas a encontrar el museo que se conoce como Globe of Science and Innovation y consiste en una inmensa esfera de madera.
Cuando visité este lugar estaba cerrado debido a la pandemia de covid-19. Sin embargo, pude ver en la puerta la escultura Wandering the immeasurable, un tributo a la ciencia y el conocimiento.
Debido a las restricciones por el covid-19, en La Haya, lugar en el que vivo, la feria de todos los años había sido cancelada por segunda vez consecutiva. Por eso al llegar a Ginebra y encontrarme con la feria navideña, me llevé una grata sorpresa.
Las ferias navideñas de Europa consisten en lugares abiertos donde se ofrecen diferentes tipos de comida para comer al paso, bebidas (incluyendo alcohólicas) y también otros tipos de productos. Además, suele haber música en vivo y otro tipo de actividades. Todo esto, adornado con motivos navideños, por supuesto.
En la feria navideña de Ginebra me encontré un puesto de comida argentina donde vendían empanadas y choripanes. Desafortunadamente, cuando lo descubrí ya me había clavado una fondue de queso en pan (un concepto interesante del que te cuento más abajo). No quería reventar así que tuve que dejar pasar la tentación de deleitarme con delicias de mi tierra.
Tené en cuenta que las ferias navideñas se llevan a cabo en diciembre hasta la fecha de Navidad.
Tumba de Jorge Luis Borges
En Ginebra se encuentra el cementerio Plainpalais donde está la tumba del escritor argentino Jorge Luis Borges. Pasarse por ahí no lleva más que un momento y a pesar de no ser un fan de Borges, me pareció interesante visitar su morada final.
Sabía que la tumba era una lápida tallada y que detrás hay todo un significado, pero lo cierto es que no despertó en mí mayor interés como para contarte al respecto. Hay un libro que se llama Siete guerreros nortumbrios, de Martín Hadis que te explica todo sobre el significado de la lápida.
Sobre la tumba había algunos papelitos escritos en castellano que seguramente fueron dejados por fans del autor.
El cementerio es como un pequeño parque donde están enterradas otras personalidades importantes de Suiza. Vale la pena caminarlo un ratito. A diferencia de otros cementerios, las tumbas están bien separadas y el recorrido se parece más a pasear por un parque que a caminar entre muertos.
Jet d’Eau
El Jet d’Eau es una fuente que consiste en un chorro de agua que se encuentra en el Lago Ginebra. Alcanza los 140 metros de altura y es uno de los sellos de Ginebra.
Lamentablemente, cuando visité la ciudad el Jet d’Eau estaba apagado. Así que no pude verlo. Quedará para la próxima.
Las comidas
Si hay algo que disfruté mucho de Suiza fue la comida. A priori pensé que iba a comer mucho chocolate, como en Bélgica. Sin embargo, lo que más terminé comiendo fue queso. Y no me arrepiento de eso.
Como te contaba, en la feria comí una fondue de queso en pan. ¿En qué consiste eso? Una baguete a la que se le hace un agujero y se le pone queso derretido adentro. Una delicia, aunque un poco bomba y difícil de comer sin ensuciarse.
Sin dudas el plato que más disfruté fue Raclette, en su versión casera. Se trata de queso derretido acompañado de todo tipo de fiambres incluyendo panceta ahumada.
Otra comida para destacar fue el plato de Berna, que consiste en diferentes tipos de carne con papas.
Internet en Suiza
Antes de terminar el artículo quería comentarte algo que puede interesarte si estás pensando en viajar a Suiza.
Los planes de teléfono de Europa generalmente contemplan los viajes por todos los países del continente, pero no incluyen a Suiza. Por este motivo no tuve internet durante los días que me quedé en Ginebra.
Yo me las arreglé usando las diferentes redes wi-fi de los lugares donde estuve y estando acompañado de mi esposa, que se compró un plan especial para Suiza.
Si estás haciendo un viaje en soledad, no dejes de chequear si tu plan de roaming incluye a Suiza, vengas desde donde vengas. Es importante para manejarte por las calles con el GPS, acceder a un traductor y a todo tipo de información turística.
Cómo moverse en la ciudad
Los buses y los tranvías son la mejor opción para moverse. Un boleto de transporte público te permite moverte libremente por ambos durante una hora. Pasada la hora, si querés seguir viajando, tenés que sacar un nuevo boleto.
Al subir a los buses y tranvías no hay que hacer nada con el ticket. Sólo tenerlo encima por si hay algún control. En el tiempo que estuve, viajé bastante en transporte público y no vi ningún tipo de control.
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Esto ha sido todo por este artículo. Espero que te haya gustado.
Si tenés alguna duda, inquietud o aporte, dejame un comentario al final del artículo.
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Gracias por tomarte el tiempo de leerme.
Hasta la próxima.