Este blog trata sobre el modo de vida freelancer, el cual me ha dado grandes satisfacciones en mi vida. Sin embargo, no todo es color de rosa. Desde que trabajo en esta modalidad he encontrado aspectos negativos y de eso te quiero contar en esta entrada. Conozcamos, pues, 6 desventajas de ser freelancer.
Antes de comenzar, me gustaría hacer dos aclaraciones:
- La primera es que estos aspectos parten de mi visión y son completamente personales, como todos los pensamientos que vuelco en este blog.
- La segunda es que varias de las desventajas que listo aquí se dan también para aquellas personas que fundan su propia empresa.
Hechas las aclaraciones, comencemos.
Contenido
1. Disponibilidad horaria completa
Más allá del tipo de arreglo con el que he llegado con cada uno de mis clientes, hay una sensación subyacente en todo momento que me mantiene alerta. Como programador sé que cualquier sistema puede fallar en cualquier momento. Y eso puede implicar que me contacten.
Por lo tanto, permanece en mí un modo de guardia que hace que tenga que considerar mis horarios casi de forma diaria. Estar al tanto de si es día de semana, fin de semana o feriado. Estimar problemas, pensar en posibles causas y estar pendiente de ello, aunque sea de forma inconsciente.
En la práctica, el terrible mail o el molesto llamado llegan una vez cada tanto. Pero la posibilidad de su caída está latente.
Con el tiempo me he acostumbrado a esto. En algún punto sabía de lo que se trataba porque me había tocado hacer guardias cuando trabajé en empresas. Pero no es lo mismo tener una guardia por tiempo limitado que vivir de guardia.
Mi recomendación aquí es evitar tomar trabajos que impliquen guardias, pero si tratás directamente con clientes, es prácticamente imposible de conseguir.
2. Cobranzas difíciles
Dentro del mundo freelancer es casi unánime que una de las mayores dificultades está en cobrar. Al menos es así en Argentina. Los clientes pagan a dos meses, pagan en partes, emiten cheques sin fondos, o, simplemente no pagan.
Cuando se tiene una estructura de empresa es fácil plantar una posición y realizar una exigencia o incluso una amenaza del tipo administrativa o comercial. Un ejemplo de esto es cobrar intereses o buscar algún tipo de ventaja o derecho a futuro.
Se podría hacer algo similar a lo que hacen las compañías si no se tuviera dependencia de ese cliente. Pero trabajando como freelancer es complicado. Esto aplica también si tenés una empresa pequeña.
La forma que encontré de prevenir estos problemas es buscar una forma de ingreso fijo que no dependa en absoluto de mis clientes. Ya te comenté acerca de los ingresos pasivos. Son fundamentales para lograr la verdadera libertad freelancer.
3. No poder tomar días de licencia en caso de enfermedad o necesidad
Una de las principales ventajas de ser freelancer es decidir cuándo trabajar. No obstante, me ha pasado tener que trabajar estando enfermo o teniendo algún problema personal importante.
En estos casos, si hubiera estado trabajando para una compañía, podría haberme pedido el día pasando parte de enfermo. Pero como freelancer esto no es posible.
La mejor manera que descubrí hasta el momento de evitar esto es, primero, cuidando la salud de uno. Esto aplica tanto a la salud física como a la mental. Desde dormir bien y no salir desabrigado a la calle, hasta no hacerse problema por estupideces.
En segundo lugar, organizar el trabajo para evitar que se acumule. Es posible hacerlo poniendo objetivos por semana, siguiendo rutinas y dejando espacio para imprevistos.
4. Impuestos y reglamentos
Uno de los aspectos que más me desconcertaron desde que comencé en el mundo freelancer fue el tema impositivo. De golpe, me encontré surfeando olas en un océano de leyes y reglamentaciones donde otros freelancers más experimentados se movían con comodidad y los contadores la tenían clarísima.
Recuerdo los primeros trámites que realicé. Entendía muy poco y me iba guiando por personas que entendían un poco más que yo y por lo que podía pescar de algunos sitios y foros de internet.
Cuando trabajaba para una empresa era bastante sencillo. Cobraba mi sueldo y me daban un recibo. Si tenía alguna duda, podía investigar en internet o consultar con mi empleador. Cada tanto, tenía que chequear que mi empleador realizara los aportes de seguridad social que correspondían. Que recuerde, no tenía más obligaciones que esas.
Ahora, como trabajador independiente, tengo que pagar impuestos y estar al tanto de las reglamentaciones nuevas que surgen y de las modificaciones que se realizan.
Mi primer consejo aquí es que no te desesperes. Hay que hacer todo de forma legal y para eso lo mejor es buscar ayuda en alguien que sepa más. Al principio, no hace falta que sea un contador. Con el tiempo vas a ir aprendiendo sobre impuestos y cuáles son tus obligaciones.
Si tenés un pariente o amigo contador que te pueda asesorar en aspectos impositivos, mejor. Valoralo y si no acepta que le pagues porque sos conocido, al menos agradecele de alguna manera. Así como nosotros, programadores, diseñadores y otros profesionales cobramos por lo que sabemos, ellos también.
Y, por supuesto, si crecés en ingresos y estructura, considerá contratar los servicios de un contador.
5. Flujo de trabajo intermitente
Como programador, hasta el momento no me ha pasado de quedarme sin proyectos para tomar. Siempre he tenido trabajo. Sin embargo, a veces hay variaciones en el flujo de trabajo que hace que tenga más o menos.
Estas variaciones responden a procesos estacionales, a problemas económicos del país, del mundo o simplemente a cuestiones puntuales de los clientes que tengo.
Nuevamente aparecen aquí los ingresos pasivos como niveladores del flujo de trabajo (¡y obviamente de los ingresos derivados!). Ayuda también tener una cuantiosa cartera de clientes pequeños. Me refiero a clientes que requieren poca atención y que aportan cuotas de trabajo pequeñas, pero que sumadas contribuyen al flujo de trabajo que se puede considerar saludable.
6. Aislamiento
Siempre me consideré bastante antisocial y cuando elegí trabajar por mi cuenta pensé que no iba a extrañar para nada estar con otras personas en el día a día. Pero estaba equivocado.
No quiero decir que me arrepiento de trabajar como freelancer. Para nada. Sigo disfrutando de estar solo para poder trabajar, manejarme los horarios y poder enfocarme en lo que tengo que hacer sin ningún tipo de distracciones. Pero debo admitir que hay dos componentes que por momentos extraño.
El primero es el contacto social con otras personas. Hablar pavadas antes de comenzar la jornada laboral, compartir un café, un almuerzo y formar parte de un equipo.
En segundo lugar, el rol de liderazgo que tenía cuando trabajaba. Como líder técnico o líder de proyectos, guiaba a otros programadores. Un trabajo satisfactorio que mezcla lo técnico con la docencia y por supuesto, con lo humano.
Hoy en día existen los espacios de co-working, que en algún punto atenúan este problema. No los consideré hasta el momento pero no descarto hacerlo en el futuro.
Según la experiencia que hayas tenido en empleos anteriores puede que te sientas más o menos aislado. En mi caso, a veces añoro esas jornadas de oficina con un grupo de personas con los que compartía y aún comparto valores.
Estas son las desventajas de ser freelancer que puedo enumerar hasta el momento. Hay otros aspectos negativos pero que he considerado menores y no son exclusivos de los freelancers. Por eso no vale la pena mencionarlos.
Si estás pensando en pasarte al lado freelancer de la vida, tené en cuenta que la ventajas sobrepasan por mucho a estas desventajas. Además, la libertad freelancer es la ventaja más importante de todas y pesa más que todo.
Fuente foto:
Worker illustrations by Storyset