Lo mejor de ser freelancer es la libertad que te da. La posibilidad de manejar los horarios, de decirle que no a un cliente que te molesta, de elegir proyectos (dentro de lo posible) y de cobrar lo que te parece que es justo.
Si bien uno no depende directamente de un jefe, la interacción con otras personas (clientes, colegas y proveedores) no desaparece.
Contenido
- 1 El apuro y la presión del cliente cuando sos freelancer
- 2 El problema de que te apuren
- 3 Quiénes te pueden apurar
- 4 Quiénes NO te pueden apurar
- 5 Postergación y espera como remedio
- 6 Cómo evitar que un cliente te apure
- 7 ¿Quién puede apurarte? En el fondo, solo deberíamos apuramos a nosotros mismos
- 8 Más contenido sobre programación y modo de vida freelancer en Crónicas Freelancer
El apuro y la presión del cliente cuando sos freelancer
Si trabajaste alguna vez en una empresa, la presión de entregar en tiempo y forma venía principalmente de tus jefes y quizás también, de los clientes, si tenías contacto directo con ellos. Ahora, cuando uno es freelancer, la presión suele venir casi directa y exclusivamente de los clientes.
Los clientes siempre exigirán al máximo y querrán lo mejor, pagando lo menos posible. Una de las formas en que la presión de los clientes se manifiesta es a través de los tiempos de entrega y de respuestas. Si bien uno se debe a sus clientes, hay que considerar en cada caso el nivel de exigencia y el contexto.
Hablando en criollo, los clientes te van a intentar apurar siempre, para que entregues el trabajo lo más rápido posible, o para que pases un presupuesto, o para que respondas un mail.
En algunos casos, estarán siguiendo un calendario con el que acordaste previamente. Si esto es así, dejame decirte que no te queda otra que cumplir lo pactado, siempre y cuando se estén respetando las condiciones del acuerdo.
Pero en la mayoría de los casos, no hay nada escrito ni pactado. Es en estos casos en los que me voy a centrar a continuación.
Antes de analizar cada situación en particular, quiero explicar cuál es el problema detrás de que me apuren, porque no se limita exclusivamente a un tema de querer trabajar con tranquilidad. Hay mucho más detrás.
El problema de que te apuren
El apuro implica la presión de tener que responder algo o entregar un trabajo antes de lo esperado. Yo le encuentro los siguientes problemas:
Desorganización
El primer inconveniente es que uno dispone de tiempos y de entregas de una forma determinada y si hay que adelantar algo, esto genera un inevitable cambio de planes. Todo el orden dispuesto se desmorona y esto afecta no sólo al proyecto en cuestión si no a todos los otros proyectos que se llevan adelante.
Desconcentración
Cuando pasás de un proyecto a otro te desconcentrás. Si sos programador lo sabrás muy bien, pero esto afecta también a diseñadores y cualquier otro tipo de trabajador independiente.
Nuevamente, esto le juega en contra a todos los proyectos, incluyendo al del cliente que te apura.
Menor calidad en la entrega
Si te apuran te están obligando a responder rápido. Esto implica que no podés tomarte el tiempo necesario para realizar un análisis detenido de la situación, ni a pensar con tranquilidad antes de resolver algo puntual.
¿El resultado?
Una mala calidad en la entrega o en la respuesta. Esto afecta directamente el proyecto de tu cliente, que seguramente luego se quejará por ello, sin darse cuenta que fue esa misma persona quien generó el problema.
Estrés
A nadie le gusta que lo presionen con algo. Te hace sentir mal y te lleva a acelerarte mentalmente, provocando que te saltes comidas, rutinas de ejercicios, vida al aire libre y recreación. El estrés de tener que cumplir contrarreloj es nocivo para la salud.
Pérdida de libertad
Te hiciste freelancer para evitar que te apure tu jefe y te terminan apurando los clientes. ¿Qué sentido tiene?
Quiénes te pueden apurar
Dentro del espectro de clientes y contextos hay algunas situaciones en las que es válido que te apuren. Yo seleccioné tres, pero puede haber más.
1. Proveedores a los que se les debe dinero
Si tercerizaste un trabajo y no lo pagaste, entonces es normal que esa persona te reclame lo que le corresponde. Especialmente si no hubo un acuerdo claro o si, al contrario, lo hubo y no lo estás respetando.
Esto mismo puede aplicarse a otro tipo de proveedores, aunque como siempre en este blog hablo sobre freelancers que trabajan a través de su conocimiento, difícilmente pueda considerarse otro caso.
2. Clientes que pagaron un anticipo y les prometiste una fecha de entrega
Comenzar a trabajar con un anticipo puede equilibrar las cuentas, pero por otro lado te va a meter presión. Si el cliente ya te pagó algo del proyecto, va a estar ansioso por querer ver resultados. No le va a importa que haya desembolsado solamente el 1% del proyecto. Considera que como pagó, está en su derecho de apurarte.
Ni hablar de los clientes que te pueden pagar todo el proyecto por adelantado (sí, los hay). Allí la presión pasa a ser máxima, especialmente cuando se acerca la fecha de entrega.
Siempre hay que estipular una fecha de entrega pero en los casos en los que hay anticipo gana más peso, porque de no haber fecha de entrega definida, el cliente querrá todo ya mismo.
3. Clientes a los que le prometiste una fecha de entrega, hayan pagado anticipo o no
Hay clientes que te pagan en la mitad del proyecto o incluso después, pero a los que les garantizaste que ibas a terminar en una fecha determinada. Esos tienen también el derecho de apurarte sobre las últimas fechas para que cumplas con lo estipulado.
Quiénes NO te pueden apurar
En la vorágine del trabajo diario es normal enfrascarse en la resolución de problemas y ponerse en modo «sacaquilombos». Sin embargo, en ese remolino laboral pueden aparecer camuflados reclamos de clientes que no tienen tanto derecho a pedir.
A continuación voy a resumir algunos de los casos que me han aparecido con los años de trabajar como freelancer.
1. Clientes esporádicos que piden presupuestos
Siempre hay personas que se dedican a traficar presupuestos. Aparecen de la nada, de golpe y piden lo más urgentemente posible que presupuestes algo. A veces incluso te dicen que en caso de que se demore el presupuesto, el proyecto podría llegar a perderse a manos de alguien más veloz.
Lo más probable es que si dejás de hacer lo que estás haciendo para ponerte a hacer ese presupuesto, estés perdiendo el tiempo. Cuando envíes el presupuesto recibirás un mensaje con un «Gracias. Lo voy a ver.» y muy probablemente no vuelvas a saber nada sobre ese proyecto.
¿Adónde fue el presupuesto? Seguramente lo usen de base para dárselo a alguien menos capacitado para que intente armar algo. O tal vez lo necesitan empresas para cumplir con la regla interna de pedir más de un presupuesto a la hora de llevar adelante un proyecto, aunque siempre se lo terminen adjudicando al mismo proveedor.
Estos pseudo-clientes son en realidad parásitos intermediarios que buscan apurarte y que pocas veces te consiguen un proyecto serio.
Dejalos esperando y, de ser posible, cobrales por la confección del presupuesto.
2. Clientes que te dan un trabajo menor cada mucho tiempo
Estos clientes aparecen cada tanto, después de mucho tiempo que les hiciste algún proyecto o les resolviste algún problema. Generalmente vuelven por algo asociado a ese mismo trabajo porque necesitan una extensión, un pequeño arreglo o un nuevo módulo.
Tener estos clientes está bueno porque suelen pedir cosas pequeñas que te sacan un poco del hastío diario de los grandes proyectos y que, en algunos casos, se pueden resolver en tiempos muertos. Sin embargo, estos clientes no tienen el mismo derecho a apurarte que aquellos clientes que te dan mucho trabajo todo el tiempo.
En mi caso particular, estos clientes esporádicos comprenden cuál es su lugar en la cola de espera y no me apuran. Pero sé de casos insólitos donde pretenden toda la atención inmediata.
3. Clientes que te deben (mucho) dinero
Hay clientes que te pagan y otros que te quedan debiendo. Uno trata siempre de atender todos los casos por igual, teniendo en cuenta que la situación económica de cada uno es diferente. Sin embargo, cuando la suma adeudada es importante, ya empieza a resultar molesto atender y resolver algunos problemas.
Y todo se pone peor cuando a la atención se le suman reclamos de urgencia. Nadie que te deba mucho dinero tiene la potestad de apurarte, bajo ningún punto de vista.
A veces, determinar si la suma adeudada es grande depende del flujo de trabajo que te aporte ese cliente, del tiempo del último pago, y de otras variables más. Yo recomiendo aclarar la situación hablando con el cliente y explicándole que no se le puede seguir dando prioridad hasta que pueda pagar.
Aquí solamente me refiero a la urgencia en la atención. No significa que no se atienda el problema que tiene. Seguramente sí se lo atienda, pero se lo postergue (a menos que deba muchísimo y sepas que no te lo va a pagar más). Más abajo vuelvo con este tema de la prioridad.
4. Clientes con los que se tienen precios diferenciales
En el artículo sobre cómo presupuestar proyectos de precio fijo menciono la posibilidad de mantener una tarifa diferencial o hacer descuentos especiales a determinados clientes. Estos pueden ser familiares, amigos, clubes o asociaciones sin fines de lucro.
Mantener un precio más bajo para algunos clientes es parte de la función social que uno puede asumir realizar o no. Lo que está claro es que en caso de hacerlo, estamos resignando dinero.
Por lo tanto, salvo que se haya estipulado una fecha de entrega, está claro que los clientes con precios diferenciales tienen un poco menos de prioridad. Si alguien a quien le estás haciendo precio te exige mayor prioridad, podés recordarle cuál es la tarifa completa y proponerle hacer un upgrade.
Postergación y espera como remedio
En todos estos casos de clientes que no te pueden apurar, la idea es postergar el pedido para atenderlo más tarde. Esto no significa que no haya que cumplirle. Simplemente se lo pospone para que no genere todos los problemas que mencioné al principio del artículo.
En los casos de los clientes que piden presupuestos compulsivamente o en el de aquellos que deben mucho dinero, quizás se deba decidir si hay que atender o no el reclamo, pero en principio, aquí hablo de postergarlo.
Cómo evitar que un cliente te apure
A veces es mejor prevenir que curar. Hay algunas acciones que se pueden hacer para evitar que lleguen esos reclamos molestos y fuera de lugar.
1. Evitar clientes pesados
Al principio puede que tengas que aceptar cualquier cliente que te caiga. Pero a la larga, cuando ganás experiencia, es mejor ir limpiando la cartera de clientes quedándote siempre con los que más ingresos te generan pero a la vez, menos reclamos te hacen. Encontrar el equilibrio entre ambos aspectos es algo que puede darte satisfacción y ahorrarte problemas.
2. Generar ahorros para no tener que tomar cualquier proyecto ni necesitar adelantos
Si tenés una estructura de ahorros, con algún tipo de inversión que te genere una mínima renta, entonces no vas a estar necesitando dinero todo el tiempo. Vas a poder pagar tus cuentas trabajando de forma más tranquila.
Cuando te caiga un cliente que no te guste podrás decirle que no tomás su proyecto y cuando alguno quiera pagarte algo por adelantado, podés decirle que no hace falta. (Aunque si estás en Argentina y alguien te paga por adelantado, te recomiendo que lo agarres).
3. Armar una estructura de ingresos pasivos
Insisto con este tema porque es a esta altura lo que más libertad me ha dado. Los ingresos pasivos consisten en crear un producto como puede ser un programa, una app, un curso, un ebook, o un sitio web con publicidad, que te genere dinero las 24 hs. del día sin que tengas que estar trabajando todo el tiempo.
Los ingresos pasivos te darán mayor libertad, para que puedas elegir buenos clientes con proyectos desafiantes y que te paguen mucho.
Si te interesa este tema te recomiendo el artículo: ¿Qué son los ingresos pasivos y por qué deberías generarlos?.
4. Establecer fechas y periodos de entrega y ponerlos en un documento
Conocí a un diseñador gráfico con mucha experiencia y trayectoria que se cansó de que los clientes le exijan todo ya y que le reclamen continuamente cambios a sus trabajos. Cambios que nunca concluían porque no terminaban de estar satisfechos nunca, haciendo que los procesos de diseño fueran inacabables.
Fue así como decidió crear un documento donde incluyó algunas reglas a la hora de contratarlo. Allí estipuló en qué horario se lo puede contactar telefónicamente, cuánto es el tiempo de respuesta para atender los reclamos y muchas otras cuestiones que generalmente se manejan de manera informal.
Yo te recomiendo que hagas esto únicamente si ya tenés una trayectoria importante y un nombre reconocido en el ecosistema laboral en el que te movés. Porque eso implica que habrá mucha gente que quiera trabajar con vos y que acepte tus condiciones.
¿Quién puede apurarte? En el fondo, solo deberíamos apuramos a nosotros mismos
Terminando de escribir el artículo descubro que solamente nos pueden apurar cuando nos pagan por adelantado o cuando ponemos una fecha de entrega. Disponer del pago por adelantado y definir una fecha de entrega es una decisión nuestra. Eso significa que nos estamos apurando a nosotros mismos.
En las otras situaciones, habrá que postergar las tareas e informarle al cliente. ¿Puede que se enoje? Quizás sí, pero si uno lo explica con tranquilidad lo va a entender sin enojarse.
Y si se enoja, que se enoje. Nos tenemos que ocupar primero de nosotros mismos porque de no hacerlo, todo el trabajo saldrá mal y viviremos una vida miserable pensando que somos independientes pero siendo esclavos del apuro.
Más contenido sobre programación y modo de vida freelancer en Crónicas Freelancer
Espero que este artículo haya sido de tu interés.
Si estás buscando hosting, te recomiendo Digital Ocean. Seguí este enlace para obtener US$ 200 de crédito para usar en un periodo de 60 días.
Te invito a que me sigas en las redes: LinkedIn, X, GitHub e Instagram. También estoy en CodeWars.
Eso es todo. Muchas gracias por tomarte el tiempo de leerme.
Hasta la próxima.
Foto principal: