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Visita a la Casa de Ana Frank, en Amsterdam

En este artículo te voy a contar cómo fue mi visita a la Casa de Ana Frank, este museo de Amsterdam que conserva el refugio donde la adolescente permaneció escondida junto a su familia durante el nazismo.

Esta no es la típica visita a un museo, de las tantas que te he contado. Visitar el refugio de Ana Frank dispara todo tipo de sentimientos y emociones. Intentaré contarte sobre esto lo mejor que pueda en este post.

El diario de Ana Frank

Ana Frank tenía 13 años cuando recibió como regalo de cumpleaños un cuaderno que decidió usar como diario personal. Allí volcó sucesos de su vida y también el panorama social y político en el que vivía.

Cuando los nazis se apoderaron de Holanda, instauraron un régimen anti judío, como lo hicieron en cada lugar conquistado.

La familia Frank era judía y no tuvo más opción que refugiarse en una casa escondida detrás de la empresa donde trabajaba su padre, Otto.

Allí permanecieron durante años, compartiendo el refugio escondido con otras personas.

Ana no dejó de escribir su diario en ningún momento hasta que el refugio fue encontrado por los nazis, casi tres años después.

En las páginas del diario Ana expresa sus emociones, su pensamiento y deja testimonio sobre el padecimiento que su familia y ella sufrieron durante el nazismo.

Ana transmite al lector los pensamientos sobre sus compañeros de refugio, la vida cotidiana allí, pero también la esperanza de que la guerra se termine o la desesperación por la falta de alimentos. Aunque sin dudas la sensación más latente del diario es el terror de que todo termine de la peor manera.

Más allá del humano, siento un vínculo, una conexión con Ana Frank ya que en alguna medida, ella era una blogger de su época. Volcaba las experiencias y las vivencias al formato papel porque era lo que tenía a mano. Pero tranquilamente podría haber tenido un blog.

De hecho, hace unos años se hicieron una serie de cortos en los que se imagina cómo hubiera sido el diario de Ana Frank si hubiera tenido un celular. Te dejo el enlace a la primera temporada. Se puede ver online y si bien está hablada en neerlandés, tiene subtítulos en español: El Videodiario de Ana Frank.

Personalmente creo que es fundamental leer su diario algún momento de la vida. Yo escribí una reseña del Diario de Ana Frank en Mentes Liberadas. Allí te cuento más sobre el libro propiamente.

¿Es necesario haberlo leído antes de visitar la Casa de Ana Frank? No, no es realmente necesario ya que el mismo recorrido te explica todo, pero te aseguro que si lo leíste, vas a ver todo con otros ojos.

¿Dónde queda la Casa de Ana Frank?

La Casa de Ana Frank se encuentra en la ciudad de Amsterdam, en los Países Bajos. Se ubica en la dirección Westermarkt 20, dentro del centro de la ciudad. Es muy fácil llegar hasta allí si estás de visita. Está a unas 10 cuadras de la estación central.

Te recomiendo que compres los tickets online en la web oficial: Tickets para el museo de Ana Frank.

Al momento de escribir este artículo, el precio de las entradas es de 14 euros para adultos e incluye una audio guía que es fundamental para comprender el recorrido.

El código QR sanitario

En tiempos de pandemia por covid-19, primero hay que presentar el QR sanitario para poder ingresar.

Y para obtener este QR hay que estar vacunado dentro de la Unión Europea, o hacerse un test de antígenos que tiene una duración de 24 hs.

No se debe confundir este QR con el que pueden tener otros países que no son de la Unión Europea, ya que estos no son incompatibles.

Así que si no tenés el QR europeo, no hay nada que les puedas decir a las personas de seguridad incluso si estás vacunado con varias dosis. No te van a dejar entrar de ninguna manera.

Recorrido inicial por el museo

En la entrada del museo, luego del chequeo sanitario, te entregan una audioguía para que puedas seguir el recorrido.

El museo consiste en habitaciones contiguas a través de las cuales hay que ir pasando una por una, siguiendo el orden numérico que tienen. El recorrido es lineal y no hay forma alguna de perderse.

Las primeras habitaciones corresponden a la empresa que estaba delante del refugio. Aquí, la audioguía te explica el principio de la historia de Ana Frank. Te cuenta cómo vivía con su familia en Amsterdam, antes de la llegada de los nazis.

Hay imágenes y hay video que ayudan a comprender mejor la situación del mundo a finales de la década del 30.

En todas las habitaciones te muestran un plano de los edificios y te destacan la planta en la que te encontrás. Si leíste el libro todo esto lo comprendés mejor, porque te ubicás espacialmente en función de lo que Ana contaba.

La casa de atrás

Pasadas varias habitaciones que incluyen escaleras bastante empinadas llegás a la entrada de la casa de atrás. El refugio.

Lo primero con lo que te encontrás es la falsa biblioteca original que en realidad es una puerta. Esta biblioteca se encuentra conservada en acrílico.

Ver la puerta, percibir la antigüedad que tiene y lo que representó en su momento, hace que la visita tenga un antes y un después. Al cruzar la puerta está el refugio. Ese lugar en el que vivió Ana Frank con su familia.

Si ver la puerta te dispara sensaciones, ni te cuento cruzarla.

Para pasar por la puerta hay que levantar los pies para subir un escalón y al mismo tiempo agachar la cabeza. La abertura no es muy grande y te hace sentir que estás ingresando en lo que fue, un escondite.

El museo en sí tiene poca claridad, pero el refugio es lúgrube. Las ventanas permanecen pintadas para que no se vea de afuera hacia adentro. Hay poca luz, pero la suficiente como para poder moverse y prestar atención a los detalles.

La primera habitación es la del padre de Ana, Otto Frank; su madre, Edith; y su hermana mayor, Margot. Al lado, la habitación que Ana compartió primero con su hermana y luego con el dentista Fritz Pfeiffer.

En esa misma planta se encuentra el baño y siguiendo el pasillo, la escalera al piso de arriba.

El recorrido sigue con la habitación del matrimonio van Pels en el piso superior, que es la más grande y que servía también de comedor para todos los integrantes del refugio. También allí está la habitación de Peter van Pels, el hijo de la pareja, de quien Ana se termina enamorando durante un tiempo.

El único lugar al que no se puede subir es al altillo, lugar donde Ana iba a menudo y donde pasaba tiempo también con Peter.

Ver los elementos, la cocina, el baño y el empapelado de las paredes es toda una sensación. Allí estuvieron, allí vivieron y allí sobrevivieron todo lo que pudieron.

En las paredes aún están las marcas de las sucesivas estaturas de Ana y su hermana.

En el recorrido por el refugio no hay audioguía. No hay nada que contar. Hay mucho para mirar y mucho más para reflexionar.

Lo primero que sentí al estar ahí fue algo de alivio. Alivio porque el lugar no era tan chico como esperaba. Por suerte, tuvieron algo de espacio, pensé. Un mínimo de privacidad al menos en algún momento.

Pero enseguida se me fue esa sensación al recordar todos los otros padecimientos además de la claustrofobia y la falta de privacidad. Y todo el tiempo que estuvieron allí. ¡Pasaron años encerrados sin poder salir!

El resto del recorrido

Tras abandonar el refugio, hay otras salas más donde se cuentan los últimos días de Ana Frank y la historia de la publicación del libro, por parte de su padre Otto, único sobreviviente.

De todo lo que vi allí lo que más me impactó fueron algunos manuscritos de Ana Frank que se tienen allí en exhibición. A Ana le gustaba mucho escribir y no sólo lo hacía en su diario. Escribía cuentos también y otros textos.

El final del recorrido es triste porque te cuenta el final de Ana y de su familia. Hay mapas y testimonios en video sobre el destino de cada uno de los integrantes del refugio.

Al terminar el recorrido vas a encontrar la librería del museo. Si aún no tenés una copia del Diario de Ana Frank, esta es una buena oportunidad para adquirirla ya que hay ediciones en todos los idiomas.

Una visita diferente y para reflexionar

No hay mucho más que pueda transmitirte sobre mi visita a la Casa de Ana Frank. Hay que estar allí para vivirlo y si leíste el libro antes, la visita toma una dimensión superior.

El recorrido completo se puede hacer en aproximadamente una hora, así que si estás por Amsterdam, te recomiendo que le dediques esa hora a la memoria de Ana Frank.

Después, podrás seguir disfrutando y recorriendo una ciudad tan hermosa y maravillosa como es la capital de los Países Bajos.

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Esto ha sido todo por este artículo de Crónicas Freelancer. Espero que haya sido de tu interés.

Si tenés alguna duda, pregunta o sugerencia, dejame un comentario al final del post.

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Categorías: Viajes
Alejandro De Luca: Soy programador web freelancer y blogger. Desde hace más de 6 años me desempeño de forma independiente. Reúno en este espacio experiencias y pensamientos sobre el modo de vida freelancer.