X

Tras los pasos de El Bosco en Den Bosch

Visité durante un día la ciudad holandesa ‘s-Hertogenbosch, también llamada Den Bosch o Bolduque. En esta entrada te voy a contar qué encontré allí y qué podés esperar de esta poco conocida urbe de los Países Bajos.

Den Bosch es un lugar lleno de historia con una catedral alucinante y una conexión importante con un artista diferente: El Bosco. Te hablaré también sobre la obra de este famoso pintor cuyo nombre verdadero era Jheronimus van Aken.

Llegando a ‘s-Hertogenbosch

Bolduque se encuentra en el sur de los Países Bajos, a unos 75 km. de Amsterdam y a 60 km. de Rotterdam. Se puede ir en tren y así fue como llegué, aunque como yo fui desde La Haya, hice una escala en Utrecht para cambiar de tren. En total, habré llegado en no más de una hora y veinte minutos.

Como todo en Holanda, Bolduque está cerca y se puede ir y venir en el mismo día.

Una capital provincial con historia

‘s-Hertogenbosch es una ciudad importante, a tal punto que le gana a nada menos que Eindhoven el título de capital de la provincia de Brabante Septentrional, donde ambas se encuentran, a pesar de que esta última tiene más habitantes, 224.000 contra 150.00  de Den Bosch.

No se sabe exactamente cuándo fue fundada Bolduque pero en 1196 hay un documento que la nombra por primera vez. El nombre Den Bosch, significa «el bosque» y hace referencia a la zona boscosa donde se emplazó originalmente.

Actualmente, a grandes rasgos, Holanda está dividida en dos en términos de religión. El norte es protestante, mientras que el sur es católico. Den Bosch se encuentra del lado católico y esto se percibe al recorrer sus calles y visitar sus lugares destacados.

Si te gusta el fútbol seguramente hayas escuchado nombrar al FC Den Bosch, el equipo de fútbol de la ciudad, que compite en la Eerste divisie, la segunda división del fútbol holandés.

Al llegar a esta ciudad me encontré con una estación, tan clásica y parecida a otras estaciones de Holanda y al salir, no tan lejos, la plaza principal con la tradicional feria abierta de la ciudad.

La fisonomía de ‘s-Hertogenbosch combina casas tradicionales con algunos edificios un poco más modernos. Se ven algunos canales aunque son distintos a los de Amsterdam. En algunos aspectos me recordó a Utrecht y en otros, a Leiden, que había visitado unas semanas antes. Te recomiendo el artículo Un día en Leiden, una pintoresca ciudad holandesa.

Catedral de San Juan

El día de mi visita la catedral tenía un sector en obras

Estando en La Haya, visité Madurodam, un parque de diversiones temático donde encontrás grandes maquetas de los lugares más destacados de los Países Bajos. Es así como hay una reproducción a escala del Puente de Rotterdam, el Estadio del Ajax, el Aeropuerto de Schiphol, distintos palacios reales, el Binnenhof de La Haya y la zona roja de Amsterdam.

De todas las maquetas, había una que destacaba por impresionante. Se trataba de una antigua catedral gótica de la ciudad de Den Bosch. Ver eso a escala me hizo imaginarme cómo sería en tamaño real. Y ahora que ya vi la catedral de verdad, puedo decir que mi imaginación se quedó corta.

La catedral es hermosa e impactante. La cantidad de detalles que tiene abruma. Posee unos jardines por los que se puede caminar para tomar fotografías o incluso sentarse un rato a admirar tanta belleza arquitectónica.

Lo único malo que tiene es que está situada en medio de la ciudad, entre otros edificios, lo que hace difícil poder abarcarla en el encuadre de la cámara.

De todas las estatuas que hay, una de ellas fue agregada recientemente. Se trata de un ángel hablando con el celular. Intenté buscarla a simple vista, pero hay tantas y la catedral es tan grande que me fue imposible encontrarla.

La entrada a la catedral es gratis, aunque se puede dejar una donación al ingresar.

Por dentro, como todo templo cristiano se encuentran hermosos vitraux, altos y  ampulosos techos y diferentes altares para cada santo. Imposible no destacar la belleza del órgano de la catedral.

De pasar por esta ciudad, la catedral es un punto de visita obligado. Y seguramente sea su máxima atracción. Sin embargo, gran parte de la identidad de Den Bosch se vincula con Jheronimus van Aken, el artista conocido como El Bosco.

El Bosco

Jheronimus van Aken nació en ‘s-Hertogenbosch alrededor del 1450 en el seno de una familia de artistas y pintores. Nunca abandonó la ciudad, lo que hizo que, de alguna forma ambos se fusionaran para la posteridad.

El nombre El Bosco es como se refieren a él desde España, haciendo referencia al lugar donde nació.

Cuando uno no sabe nada de arte, como es mi caso, conocer muchos artistas de golpe puede ser abrumador. Se puede separar e identificar el estilo de cada uno, pero hay que reconocer que en el fondo, son todos más o menos parecidos. En el caso de los holandeses, Rembrandt y Vermeer pueden tener distintas improntas pero, para alguien que no entiende mucho, no sería difícil confundir alguna de sus obras.

Con El Bosco esto no ocurre. Las imágenes oníricas que parecen extraídas de pesadillas son llamativas y difíciles de asociar con otro artista. Parece imposible asociar este tipo de arte a la época en que este hombre vivió, pero de algún modo así fue.

En las pinturas de El Bosco hay criaturas extrañas e imágenes dantescas y oscuras. La temática en general es religiosa pero no se queda en contar el evangelio de Jesús. Describe episodios como la creación de Adán y Eva, el Jardín del Edén, el Apocalipsis y el Juicio Final.

Muchas de estas imágenes vienen cargadas de simbolismo. Los distintos objetos y personajes que aparecen representan el bien, el mal o algún pecado capital.

Lo interesante de este artista es que no hay demasiadas obras. Incluso, algunas de las primeras que se le atribuyen no se tiene la certeza si son realmente de su creación, o las pintó junto a su padre y hermanos, también artistas.

El Bosco y ‘s-Hertogenbosch están tan ligados que en la plaza central se erige una estatua del artista. Pero no solo eso. Las extrañas criaturas imaginadas por el artista aparecen en diferentes lugares de la ciudad, como esculturas y muñecos.

Estatua de El Bosco, en ‘s-Hertogenbosch. Una simpática paloma se posó en la cabeza del gran artista.

Desafortunadamente, los cuadros originales de El Bosco se encuentran en los principales museos del resto de Europa, pero no en su ciudad natal y en la que vivió toda su vida. Aunque esto no ha sido un impedimento para los habitantes de Den Bosch, que de todos modos le dedicaron un museo.

El Jheronimus Bosch Art Center

El Jheronimus Bosch Art Center es el museo donde se reúne la obra de El Bosco, aunque los cuadros que se presentan son reproducciones. Y esto que claramente es una desventaja lo han sabido resolver de forma más que creativa.

En 2007 ubicaron el museo en la antigua iglesia Sint-Jacobskerk, que data de 1905. De esta forma, le dieron a la muestra un contexto perfecto para ser exhibida.

La entrada al museo

Hay sensaciones extrañas al entrar, teniendo en cuenta que el edificio es el de una iglesia, pero los objetos y la estructura montada se parecen más a lo que son, una exhibición de arte. Pero hay algo más, de fondo dejan una música intrigante que a mí me hizo recordar los arreglos corales de György Ligeti en 2001: Odisea del Espacio.

De los techos cuelgan extrañas figuras que no son más que las ideas de El Bosco proyectadas a las tres dimensiones. En cada rincón aparecen también estos personajes con los que da para sacarse una foto.

Todos estos elementos crean una atmósfera que a mí particularmente me transportó a otro lugar, al menos durante la hora que estuve allí dentro.

Además, de la obra de El Bosco propiamente, en una parte de la exhibición hay un reloj astronómico enorme que cuenta la historia del Día del Juicio. Este reloj es una reproducción de uno que se diseñó poco tiempo después de la muerte del artista y que se basa en su obra.

Al visitar el museo, hay que esperar un rato para que el reloj se active. Una guía se encarga de explicar en inglés la historia del reloj y la narración que intenta comunicar a través de los mecanismos y sus movimientos.

La exhibición

Al ingresar al museo cuya entrada vale 6 €, te dan un librito pequeño pero de muchas páginas que está en neerlandés y en inglés. Este ejemplar indica el orden en el que hay que recorrer la muestra. Cada cuadro de El Bosco está dispuesto con un número de manera que se puede ir recorriendo y leyendo el librito como asistente. De este modo, es posible comprender la obra del artista.

Como algunos de los cuadros de El Bosco son en realidad composiciones en trípticos que se abren y cierran, de exhibirse los originales, sería imposible permitirle al público que los manipule. Pero como aquí se trata de reproducciones, es posible tocar todo, lo que te permite apreciar de otro modo la obra.

El sótano del museo

El Bosco, en su estudio

El museo tiene un sótano al que se accede por escalera. Es bastante lúgubre y allí se recrea la sala de trabajo de El Bosco. Hay una habitación donde un estático maniquí de Jheronimus Bosch se encuentra eternamente trabajando en una pintura. A su alrededor, se pueden ver los diferentes elementos con los que seguramente habrá contado el gran artista.

Además de esa habitación, hay un rincón con mesas, sillas y material para dibujar. Está pensado para que los más pequeños pasen un ratito allí tratando de emular a El Bosco.

El problema del sótano es que es oscuro y hay un sonido ambiente tétrico. Yo no sé quién querría llevar a sus hijos allí para que hagan unos dibujitos.

El mirador y los otros pisos

La antigua iglesia que sirve de museo cuenta con un ascensor moderno que lleva a diferentes pisos.

En el primer piso se puede acceder a una parte adicional de la obra de El Bosco. Hay algunas esculturas basadas en su obra y también se proyecta en loop un corto inspirado en los cuadros del artista. Allí también está el antiguo órgano de la iglesia.

Cuando yo fui, en los pisos siguientes antes del último, había una pequeña muestra que celebraba el 75 aniversario de la liberación de Den Bosch de la invasión nazi. Se exhibían algunos documentos originales como órdenes telegrafiadas, periódicos de la época y fotografías. Además, se celebraba la participación de algunos héroes distinguidos. Me hubiera gustado comprender más sobre aquello, pero lamentablemente toda esta muestra estaba en neerlandés.

En el último piso, en lo más alto de la iglesia, hay un pequeño mirador donde se puede ver ‘s-Hertogenbosch en 360°. La verdad es que no es la gran cosa, ya que se trata de una ciudad de edificios bajos, pero se puede apreciar la Catedral de San Juan desde un poco más lejos.

Libro Hieronymus Bosch, entre la Tierra y el Cielo

En la tienda de regalos del museo se puede adquirir un pequeño libro sobre la obra de El Bosco. El título es Hieronymus Bosch, Between Heaven & Hell y fue escrito por Chris Will (Lo podés encontrar también en Amazon).

Fue editado en inglés y neerlandés, tiene unas 120 páginas y en cada una de ellas se explican aspectos de las obras más destacadas de El Bosco.

Después de conocer el museo quise interiorizarme un poco más en este artista y este libro me pareció más que adecuado.

¿Vale la pena ir a Den Bosch?

Como digo siempre, si te encontrás en un tour completo por Europa, detenerse en una ciudad no tan conocida no tiene demasiado sentido. Sin embargo, si estás explorando los Países Bajos, ‘s-Hertogenbosch es una ciudad para tener en cuenta.

Si la obra de El Bosco te interesa, entonces tu visita es obligada.

Categorías: Viajes
Alejandro De Luca: Soy programador web freelancer y blogger. Desde hace más de 6 años me desempeño de forma independiente. Reúno en este espacio experiencias y pensamientos sobre el modo de vida freelancer.